El Estado español sólo reconocía la existencia de 6 fosas en la región, pero el trabajo que ha desarrollado la Federación de Asociación de Memoria Histórica ha permitido documentar este medio millar de enterramientos
En la Región de Murcia hay contabilizadas en la actualidad un total de 509 fosas de víctimas de la Guerra Civil y la represión franquista que albergan o albergaron los cuerpos de al menos 1.800 personas. El censo lo ha elaborado la Federación de Asociaciones de Memoria Histórica de la Región y desde ahora puede consultarse de manera detallada tanto en la página web de la propia asociación como en el portal oficial del Ministerio de la Presidencia y Memoria Democrática.
Hasta hace bien poco, el Estado español sólo reconocía la existencia de 6 fosas en la región. Pero el trabajo que ha desarrollado la Federación de Asociación de Memoria Histórica en estos dos últimos años ha permitido documentar, sin ningún género de dudas, este medio millar de enterramientos, de los que 60 eran de carácter colectivo, según indica Mercedes Nicolás, secretaria de la Federación.
Casi la totalidad de estas fosas están ubicadas en los cementerios municipales. En la región, nos explica Mercedes Nicolás, a diferencia de lo que ocurrió en Andalucía, no hay fosas de cuneta (sólo una, en Jumilla, que fue exhumada en los años 60), porque aquí no triunfó la sublevación del ejército franquista y no se produjo represión "en caliente". En Murcia las ejecuciones empezaron a producirse una vez finalizada la guerra, justificándolas con juicios sumarísimos que ahora han sido declarados ilegales.
No sólo constan los ejecutados; también están los cientos de presos políticos que murieron de tifus o de hambre. Por ejemplo, en la Cárcel Vieja de Murcia.
Los cementerios con más fosas de víctimas de la guerra y la represión son el de Nuestra Señora de los Remedios de Cartagena y el de Nuestro Padre Jesús de Murcia, con más de un centenar de fosas individuales en cada uno de ellos y casi medio centenar de fosas colectivas. En ninguna de estas quedan ya cadáveres que puedan ser exhumados, porque con el paso del tiempo los restos fueron desalojados y depositados en los osarios. Eran fosas en las que se enterraban los cadáveres de quienes fallecían en la cárcel o en algún hospital. En el caso del cementerio de Espinardo, se alineaban junto al muro que en aquella época delimitaba los límites del camposanto, y sólo podían ser visitadas por los familiares el día de Todos los Santos. Eso, si es que sabían donde reposaban los restos de sus seres queridos.
