El presidente de la Confederación Hidrográfica, Mario Urrea, señala que el objetivo es alcanzar un buen estado cuantitativo y químico de esas masas y que sirva de referencia para futuras inversiones y procedimientos
El Plan de Acción de Aguas Subterráneas del ministerio para la Transición Ecológica destinará 145 millones, de los 500 presupuestados a la cuenca del Segura con la idea de mejorar el conocimiento, gestión y gobernanza de estos recursos.
Casi el 40% de las masas de agua subterránea en todo el país no alcanzan el buen estado requerido por la Directiva Marco del Agua. En el caso del Segura, hasta un 63% de estos recursos no presentan un adecuado nivel cuantitativo, mientras que otra cantidad sin determinar, tampoco lo logra en el aspecto cualitativo. La contaminación o la explotación no sostenible son los problemas que influyen en esta situación y por eso, dice Urrea, hay que incidir en su conocimiento y en el impulso de programas de seguimiento.
La digitalización y el control de usos de los recursos subterráneos son otros de los objetivos que persigue este proyecto. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura asegura que este plan se define como uno de los instrumentos para llevar a cabo las orientaciones estratégicas sobre agua y cambio climático, aprobadas por el Consejo de Ministros.
Mario Urrea asegura que éste es un plan muy ambicioso y lo confirman los 500 millones de euros que se van a destinar a su desarrollo.
El ministerio para la Transición Ecológica señala que las aguas subterráneas son el sustento de ríos, manantiales y de muchos humedales y ecosistemas. En un país con las características climáticas e hidrológicas de España, su papel es también decisivo, señalan desde el departamento de Teresa Ribera, desde el punto de vista socioeconómico, tanto para garantizar el abastecimiento de agua de calidad a la población, como el suministro a otros usos económicos, como los industriales o los agrarios. A esto se añade su papel estratégico en situaciones de sequía, dada su menor vulnerabilidad, y la especial relevancia que adquieren en un contexto de cambio climático.
