Las cantinas de los institutos no pueden más
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7 de cada 10 cantinas de instituto de la Región de Murcia están en una situación límite, por las restricciones impuestas por la pandemia, la subida de precios generalizada y las limitaciones a la hora de vender almuerzos a los jóvenes. El 13 de marzo de 2020 tuvieron que cerrar obligados por la pandemia un mes después firmaron los contratos con la Consejería de Educación para la gestión de estos. 

No tuvieron acceso a ayudas en primer término tras el cierre de los establecimientos. Cuando los bares ya comienzan a abrir, ellos tienen que permanecer cerrados. No es hasta septiembre del pasado año cuando pueden recuperar la actividad.

Cuando logran reanudar la actividad  no pueden hacer uso del vidrio en los vasos y los platos, y deciden poner todos los útiles de cartón por seguridad para evitar contagios, asumiendo el coste extra de los materiales. Incluso llegan a plantear cantinas portátiles para pasar por las aulas y que los niños se muevan lo menos posible. 

De forma paralela, se quejan los cantineros de la Región de que sufren inspecciones de sanidad constantes para ser controlados en el cumplimiento de un decreto que les impide vender alimentos con más de un 1% de sal, algo que limita la venta de un simple bocadillo. Han intentado mediar con Sanidad pero la respuesta es que la Región de Murcia es una de las autonomías con mayor tasa de obesidad infantil.