PLAZA PÚBLICA. Detrás de una obra de arte : Imágenes que se llevó la Guerra Civil
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La guerra nunca es respetuosa con el arte, mucho menos con las imágenes de devoción, así que cuando comenzó la Guerra Civil y las cosas se pusieron feas, antes del incendio de la iglesia de San Antolín, Mercedes Jiménez Esteve, su camarera, decidió que lo mejor era llevarlo al domicilio familiar donde estuvo entre dos camas, colgado en la pared, hasta el final de la contienda como un miembro más de la familia. Nadie se atrevería a entrar allí, la casa de un médico, respetada por todos, los de un bando y los de otro. Finalmente, la Junta de Incautación lo descubrió y fue requisado para llevarlo, junto con otras tallas importantes, primero al museo de Bellas Artes y después a la Catedral con el supuesto pretexto de proteger el patrimonio español. Su destino iba a ser Rusia, concretamente el Museo del Hermitage. Afortunadamente, el conflicto terminó antes y éste volvió a estar protegido por sus camareros.